Uno de los muchos versos sueltos que bajan por tus mejillas formando lágrimas en busca del mar de otros labios que te pidan que te quedes.
jueves, 29 de diciembre de 2016
Ultimamente también puede ser hoy
cielos nublados,
estrellas apagadas.
Lágrimas recayendo,
sonrisas sangrando.
Últimamente veo a la ansiedad demasiado encima de mi,
atada a mi cuello
que poco a poco va apretando.
Hasta dejarme sin aliento,
hasta dejarme sin oxígeno.
Hasta ahogarme.
Últimamente veo palabras desprevenidas
en cabezas descosidas
de recuerdos desordenados.
Últimamente veo demasiadas páginas en blanco,
bolígrafos sin tinta,
papeleras llenas de pensamientos
que no se dicen por miedo.
Miedo a saber que hay detrás.
Miedo a descubrir nuevos rincones en tu sonrisa.
Miedo a escuchar por última vez tu voz.
Miedo a cerrar la ventana y que siga haciendo frío.
Miedo a que no seas tú esa persona.
Últimamente veo demasiadas camas desechas
por personas destructivas
de ruinas atrapadas en el laberinto
de un suspiro que nos mata cada vez que respiramos.
Últimamente veo demasiadas canciones por terminar,
libros inacabados,
corazones rotos.
Ilusiones perdidas,
recuerdos olvidados.
Secretos que hablan más que una mirada.
Poetas atrapados en su propio sueño.
Promesas escurridizas por tormentas heladas.
viernes, 19 de agosto de 2016
Poder es querer
Puedo con lo sé que el tiempo no me lo va a curar.
Puedo a lo que quiero llegar.
Puedo escuchar el sonido de las gotas de la lluvia contra la ventana de un coche si te miro a los ojos.
Puedo abrirme yo mi propio expediente para decirme que al final pude.
Puedo ver como mi tristeza sonríe ante una campo lleno de expectativas.
Puedo hacerme creer que las veces que subí a recitar no te dediqué ni un solo verso.
Sabiendo que todos hablaban de ti.
Puedo soñar que te soñé. Que te tenía conmigo. Que éramos el trueno que se convirtió en la melodía favorita de aquellos que dicen viajar sin salir de un único corazón.
Puedo ser la luna ahora que el sol, tú, te has despedido de mi en cuánto acabó el baile.
Puedo escribirte imaginando que ya has llegado.
Puedo (y hago) de los recuerdos, algo menos doloroso.
Igual que cuando escucho tu nombre.
Y podría mentirte, decirte que he estado bien. Que la ansiedad no se ha vuelto a apoderar de mi cuerpo como única droga que le alimentaba.
Podría decirte que hace tiempo que caí sin saber como levantarme sin tender a tus manos. Y podría mentirte, y decirte que no lo intenté. Que no intenté abrir las alas que no tenía. Que no escribí sin miedo a que las palabras salieran corriendo una vez que las escribiera.
Que no dormía sin tu fotografía desde que no estabas para leerme todo lo que yo te escribía.
Que no escucho tu risa en el baño cuando tiro la toalla para ducharme. Y limpiarme el olor a ti que se me quedaba en cada despertar a tu lado.
Que no duermo con la ventana abierta por si vuelves a por mi.
jueves, 14 de abril de 2016
Recaída
Tiene un cielo claro, con un montón de estrellas por iluminar que por las mañanas se convierten en lunares y por la noche las enciende por su miedo a la oscuridad; y soledad.
Constante temperatura friolera hasta en verano; le gusta juntarse con otros mundos para calentarse.
Tráfico en cada una de sus calles, con sueños volando y expectativas esperando en la estación de tren.
Contaminación sentimental que no le deja avanzar si no derrumba todos los muros que acumulan los recuerdos.
No le gustaba que navegasen por el mar de sus ojos, ni dejar aparcar a cualquiera en sus mejillas para delinear la sonrisa que tenía.
Su dolor lo convierte en música hablando de poesía acompañado de un piano y unas manos que lo guiasen.
Conseguía sacarme de mis casillas
haciéndome entrar en las suyas.
Mantenía mi risa
amando mis mariposas en la fase del capullo.
Bailando a mi alma
cada vez, qué
desmaquillaba a mi corazón
y distanciaba nuestras piezas
encontrado canciones viejas y desgastadas
fuera del alcance de personas que creen conocerme.
Goteaban sus ojos en mi luna
haciendo secreto todas las palabras que un día me quiso jurar
e intentaba inducir al sol.
Juntaba cada verso de besos
a kilómetros del amor.
Lejos de sentimientos inéditos
mientras que se arrimaban antiguos encerrados en la calle del olvido.
Navegan por neveras vacías con estómagos llenos
obteniendo las mariposas que un día me prometí no tener.
Pintando viajes por las calles de sus manos,
quemando recuerdos
roídos, de tanto encerrarlos.
Sintiendo el pasado aún más cerca,
teniendo enfrente un futuro
ubicado en nosotros.
Vencimos miedos nunca encontrados,
desafíos sin guerras,
llantos sin tristezas
y silencios con palabras.
lunes, 15 de febrero de 2016
Entonces me fui
El miedo, siendo el tiempo. Me repetías con un "quizá" entre dientes con boca cerrada.
No se te veía tan triste cuando paseábamos,
reías por encima de todo Madrid,
me mirabas como si quisieras destapar cada uno de mis agujeros, manchados de negro.
Nos dábamos la mano para cerrar las heridas de un pasado convertidas en presente.
Sonreíamos al futuro,
nuestro futuro.
Saboreándolo con la punta de los dedos,
con ganas de conocernos más,
y más.
Siempre con ganas de más.
Mis poemas seguían teniendo estro,
no dejaste de ser tú.
Ya no me hablabas de Roma como hacías antes,
y yo seguía escribiendo sobre tu sonrisa.
Gesticulando cada una de tus muecas en cada recital al acostarnos.
Dejé de compartir tu música y más radio de coche,
la promesa de no volver a escuchar tu canción favorita sin ti.
Y los paseos,
los paseos tenían gracia y amor
que acaban en el mismo parque entre besos y sonrisas intermediarias.
sábado, 16 de enero de 2016
Mí querido 2015
El año 2015 ha sido un año en el que he recibido tantos palos como flores. Y he sabido como ordenar los palos para poder prenderlos. Y he recogido las flores para unirlas en un mismo ramo y entregárselas a las personas que han esperado conmigo a que pasara la tormenta para regalarme el sol, al igual que me han esperado al final del camino después de estar recogiendome las piedras para mantenerme en pie.
He conocido a gente que desde el primer instante me miraron con los ojos de un gato que quiere aprender a acariciar tus heridas y curarlas a besos. He aprendido a saber lo que es la confianza y remarcarla en esas personas.
He tenido amores que han durado una primavera entera y me han dejado en medio del invierno, frío, fría.
He dado besos llenos sentimientos, robados, experimentados, negros, frágiles, calientes, pero nunca de enamorados (supongo que habrá que esperar al momento, o eso es lo que me han dicho siempre).
He pasado miedo cerrando los ojos, a la luz del día, en una mirada, en unas palabras. Leyendo poesía, bailando, besando unos labios y sobre todo, dando un abrazo.
He llorado después de una conversación (y no sólo una), viendo una peli, al terminar de escuchar una canción y casi, al terminar el año (por no decir que por dentro de mi ya estaba lloviendo).
He querido con toda mi alma, con amor. Con rabia, con entusiasmo, con pasión, con aceptación. He querido querer.
He bebido y he fumado como si no hubiera un mañana.
He aprendido a mirar a la gente con buenos ojos aún teniéndolos cerrados. Y he aprendido a aceptar el dejar atrás a personas que nunca pensé que se rendirían antes de llegar a la meta.
He conocido a mi escritor favorito y él, me ha enseñado a no dejar tus sueños aparcados (algo de lo que me he propuesto este año).
He viajado a lugares mágicos, con personas que sin saber nada de ti, sabían como abrir tus sentimientos y plasmarlos en esos lugares.
Ha sido un año que me ha costado mucho dejar, el derramar tantos recuerdos por la deriva a la que me dejó un día el capitán que me guiaba. Tantos momentos que ha día de hoy me han hecho ser como soy ahora.