viernes, 19 de agosto de 2016

Poder es querer

Puedo con lo sé que el tiempo no me lo va a curar.
Puedo a lo que quiero llegar.
Puedo escuchar el sonido de las gotas de la lluvia contra la ventana de un coche si te miro a los ojos.
Puedo abrirme yo mi propio expediente para decirme que al final pude.
Puedo ver como mi tristeza sonríe ante una campo lleno de expectativas.
Puedo hacerme creer que las veces que subí a recitar no te dediqué ni un solo verso.
        Sabiendo que todos hablaban de ti.
Puedo soñar que te soñé. Que te tenía conmigo. Que éramos el trueno que se convirtió en la melodía favorita de aquellos que dicen viajar sin salir de un único corazón.
Puedo ser la luna ahora que el sol, tú, te has despedido de mi en cuánto acabó el baile.
Puedo escribirte imaginando que ya has llegado.

Puedo (y hago) de los recuerdos, algo menos doloroso.
Igual que cuando escucho tu nombre.

Y podría mentirte, decirte que he estado bien. Que la ansiedad no se ha vuelto a apoderar de mi cuerpo como única droga que le alimentaba.
Podría decirte que hace tiempo que caí sin saber como levantarme sin tender a tus manos. Y podría mentirte, y decirte que no lo intenté. Que no intenté abrir las alas que no tenía. Que no escribí sin miedo a que las palabras salieran corriendo una vez que las escribiera.
Que no dormía sin tu fotografía desde que no estabas para leerme todo lo que yo te escribía.
Que no escucho tu risa en el baño cuando tiro la toalla para ducharme. Y limpiarme el olor a ti que se me quedaba en cada despertar a tu lado.
Que no duermo con la ventana abierta por si vuelves a por mi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario